Contra el «Importantismo»

por | Jul 21, 2025 | Análisis Transaccional, Anti-Coaching, Terapia Breve Estratégica | 6 Comentarios

Hacía una epistemología negativa para decidir sin dramas

Como el «Presentismo» es un arma de doble filo

Lo primero explicar qué quiero decir al hablar de «Importantismo». Salta a la vista que se trata de una palabra formada por un (adjetivo) prefijo «importante-» y por un sufijo «-ismo». Este último forma parte de gran cantidad de palabras (etiquetas, procesos) con (conjuntos de) significados muy interesantes:

  1. Sistemas de creencias, costumbres y ritos que conforman ideologias, doctrinas y religiones.
  2. Actitudes, rasgos del carácter y maneras de posicionarse en la vida.
  3. Conceptos técnicos.

El «Importantismo» del que aquí hablamos pertenece al conjunto de actitudes y maneras de posicionarse en la vida. Se trata de esa forma de estar (pensar-sentir-hacer) frente a un determinado acontecimiento (toma de decisiones, prueba) en el que pensamos que la bifurcación de caminos que está delante de nosotros marcará un hito en nuestras vidas, un antes y un después, abrirá la puerta a un mundo de posibilidades o habrá que conformarse con lo que hay. En definitiva «cambiará la historia».

Está claro que toda decisión o prueba marcará un antes y un después, nos ofrece unas posibilidades y nos cierra (aunque sólo sea de momento) otras. Toda decisión implica una elección, y también una renuncia. Toda decisión o prueba pude llegar a ser importante e incluso trascendental, aunque algunas veces tomemos conciencia de ello con la perspectiva del tiempo. Pero el «Importantismo» no es esto… El «Importantismo» es una mezcla abigarrada de transcentalismo, dramatismo, fatalismo… Y también de la creencia de que hay decisiones perfectas, pruebas perfectas, elecciones perfectas… Y la realidad no es está.

Recuerdo la prueba del Selectivo, y sobre todo la carga emocional con la que viví aquel momento de mi vida (imagino que como otras otras personas). También recuerdo los mensajes que recibíamos sobre la transcendencia de aquel momento. Pasados los años te das cuenta de que sí, que fue un momento importante, que la decisión era significativa, pero que sucediese lo que hubiese sucedido no habría sido el fin (ni el principio) del mundo. Y no lo fue.

Aquí el «Presentismo» (ver el pasado con los ojos del presente) nos puede jugar malas pasadas. Podemos dirigir una mirada paternalista hacia nuestro «yo» del pasado, y tampoco es eso… Pero la distancia temporal nos permite ver el pasado con una perspectiva diferente, con menos dramatismo y trascendencia.

Sabemos lo que ha ocurrido (bueno una parte pequeña de ello), pero no sabemos lo que hubiese podido suceder de haberse producido otra decisión o resultado. En la vida no hay una realidad contra-factual, no hay manera de saber lo que hubiese sucedido, y por tanto no podemos comparar lo que ha ocurrido con lo que podría haber sucedido… Podría haber sido mejor, peor, igual, diferente, por momentos…

El «Importantismo» cree que una de las alternativas es perfecta, aunque en muchas ocasiones sencillamente pone mucho interés en la alternativa que más le gusta (por ejemplo en la elección de una carrera o en una entrevista «del trabajo» de tu vida). De este modo confunde lo perfecto con lo que me gusta y/o prefiero. Aquí puede parecer otro factor: la sensación de injusticia. «Si no sucede lo que quiero no sólo es una putada, además es injusto, no hay derecho». Como suele ser habitual se nos mezclan nuestros pensar-sentir-hacer. De la sensación de injusticia tenemos que hablar…

Frente a lo poco que podemos saber de lo que va a suceder podemos adoptar una «epistemología positiva»: «Suceda lo que suceda todo saldrá bien», «Todo es para bien», «Lo que viene conviene», «Todo ocurre por algo», «De todo puedes sacar algo bueno»… También hay una «epistemología realista»: «No podemos saber lo que es para bien o lo que es para mal», «Buena suerte mala suerte, ¿quién sabe?». Pero para hoy nos quedamos con una «epistemológia negativa» en tres tiempos. Veamos como suena todo esto sin caramelos ni tiritas:

  1. Ocurra lo que ocurra vas a pasarlo mal.
  2. Ocurra lo que ocurra vas a pensar que hubiese sido de…
  3. Ocurra lo que ocurra te vas a equivocar

«Hagas lo que hagas lo pasarás mal» es una dura realidad que conviene tener presente. No hay ningún camino que no preste dificultades, obstáculos, problemas, retos, desafíos, y momentos de malestar… No hay un camino libre de pasarlo mal, bien sea por dolor (físico y emocional) o por sufrimiento (mental y emocional), así que no te empeñes. A mi modo de ver lo peor de esta situación es que la presencia o ausencia de «malestar» la utilizamos como una forma de evaluar lo acertado o no de nuestras decisiones. Seria algo así: «Hay una opción perfecta, y al ser perfecta está libre de malestar, por tanto si este aparece eso significa que me he equivocado»… Bueno, maneras de amargarse la vida…

De lo que tampoco te vas a librar es de los juegos contra-factuales… «Qué hubiera pasado si» tanto para imaginar escenarios «maravillosos» como para pensar en el «horror» del que nos hemos librado, es uno de los juegos preferidos de nuestra mente-cerebro. Mientras no alimentes demasiado este juego no sucede nada.

Por último y como resumen de los dos puntos anteriores, frente a cualquier adversidad puedes pensar que te has equivocado, pero esto sucedería con cualquier opción, así que no te lo creas demasiado.

No es mi intención caer en alguna forma de nihilismo ni de relativismo, más bien todo lo contrario. Si no puedes tener garantías de lo que va a suceder con tu decisión o con la prueba la que te enfrentas, no pierdas demasiado tiempo pensando en ello. Centra tus energías en prepararte y en hacer las cosas lo mejor que sepas y puedas. En vez de dar vueltas a tu cabeza, ¡actúa!

Zero tragedias.

ps. En situaciones irreversibles o vitales habría que explorar mucho más.

6 Comentarios

  1. Carlos Castell

    Hola Don Rafael. Després de llegir aquest text amb l’avidesa habitual, em veig obligació de felicitar-te, encara que saps que no m’agrada. Una reflexió final molt encertada que obre ulls i remou pensaments. Gràcies

    Responder
  2. Yolanda Carrasco Martínez

    Es una gran verdad. Me encanta!!

    Responder
  3. Victor Vicent

    Hola Rafa, me ha gustado mucho esta reflexión.

    Aprovecho para enviarte un saludo.
    El “ si hubiera” no existe.

    Responder
  4. Carmen CoZ

    Enfoque muy interesante para tomar cualquier decisión. Centra la responsabilidad en uno mismo, en la alineación del pensar-sentir-hacer, de esta forma uno se centra en el proceso, y no tanto en si la elección ha sido o no la correcta, “si hubiera hecho…”.
    Punto importante cuando hablas del dolor/sufrimiento, de la renuncia… hay que saber transitar por lo desagradable, por lo incómodo… como parte del juego vital. Negarse a ello, culpar al otro, a la suerte… crea mucha mayor sensación de invalidez y el estancamiento.
    Lo importante es seguir caminando aunque nos duelan los pies.

    Responder
  5. Jose

    Rafa me ha gustado mucho la reflexión que has hecho. Pienso que me ayudará mucho a la hora de tomar decisiones desde un punto de vista que nunca había contemplado. Enhorabuena y muchas gracias. Y gracias también a los compañeros por los comentarios. Aprovecho para mandar un saludo a todos y desearos un feliz verano.

    Responder
  6. Soledad Laserna Guzmán

    Si somos capaces de abrirnos a no tener tanta expectativa sobre la elección que tomas, se confía, se elige, se conecta con la intuición y se vive.

    Gracias siempre serás el mister😊

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *