Entre programas de televisión y sesiones de coaching
Le damos una vuelta al «Triángulo de Karpman»
Hace un tiempo (soy incapaz de decir cuánto) escuche en un programa de televisión a un psicólogo. Hablaba sobre el caso de Daniel Sancho. No os resultará nada difícil googlear y encontrar información de todo tipo sobre este asunto. Volvamos al psicólogo…
Frente a un suceso de este calibre es normal que los padres se pregunten (retóricamente o no) aquello de «¿Qué hemos hecho mal?». La verdad es que hay cosas en las que mejor no pensar… Bueno, el psicólogo del programa digo algo así como: «Ni todo lo malo que hacen nuestros hijos es por culpa nuestra, ni todo lo bueno es gracias a nosotros. No somos tan importantes»
Me gustó su reflexión, seguramente porqué estoy de acuerdo con ella (ya sabes aquello del sesgo de confirmación). Y me gustaron las dos partes de la misma:
- Ni todo lo bueno, ni todo lo malo…
- No somos tan importantes… Un poco de humildad siempre va bien
Pensar de esta manera no es una renuncia a «educar» y «hacer lo que se debe hacer», ni tampoco un sacudirse la responsabilidad. Tan solo es la aceptación de que no controlamos todo el proceso, y que hay partes esenciales que no dependen de nosotros… Podemos actuar con la mejor de las intenciones y «sapiencias», pero el resultado siempre es un poco random. Bueno, en realidad el resultado es «estocástico», esto es se dan resultados dentro de un rang
Luego cada cual debe gestionar sus emociones relativas a aquello que ha hecho y dejado de hacer, y es bueno recordar siempre que «hacemos lo que podemos», que no somos omnipotentes ni omnisapientes… Insito, humildad y responsabilidad
Hace unas semanas estuve acompañando a una mujer joven, madre un hijo preadolescente… Llené la pizarra del despacho de palabras, flechas, gráficos… Y, como no, recurrí al AT (Análisis Transaccional) y al Triángulo de Karpman. Este último es un caso particular (aunque universal) del AT
Podéis echar un vistazo al artículo que publique sobre Karpaman, y también a toda la literatura especializada sobre el tema
Haciendo un poco de memoria, este triángulo describe tres rolles o posiciones del yo: Inocente, Perseguidor y Salvador… A partir de aquí avanzamos….
Esta mujer (como nos pasa a todos) se sentía responsable/culpable por ciertas reacciones fuera de lugar de su hijo. Atribuía esas malas formas a algún fallo en la educación que le había dado… Imagino que a todas la madres y padres que lean esto les creará resonancia…
Claramente en el triángulo ponía a su hijo como Inocente, a sí misma como Perseguidora, y se imponía la obligación de ser la Salvadora del chaval. Caía en un error universal: «Es culpa mía que se comporte así, no lo he educado bien»
Siguiendo con el psicologo, podemos efectuar las siguientes combinaciones:
- Donde está el roll «Perseguidor» ponemos «es culpa mía
- En el roll «Salvador» pondremos «es gracias a mi»…, o como mínimo «no es culpa mía»…
Me parece interesante la última distinción: «no es culpa mía»… Ya sabéis aquello de «primero no dañar»…
Tampoco es extraño que los dos roles (Perseguidor y Salvador) los interpreten cada uno de los progenitores, vaya que uno vaya de Salvador y «obligue» al otro a ir de «Perseguidor»… Y aquí nos metemos de lleno en asuntos tan peliagudos como los estilos de educación: los más permisivos y los más autoritarios. Y con aspectos aún peores: el progenitor que trata de educar (y poner límites) y aquel otro que lo que quiere es «caerle bien» a su hijo o hija, al precio que sea…
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